En este artículo, el autor inicia mencionando la ambigüedad
de la competencia, teniendo en cuenta que esta palabra puede representar más de
un significado o sentido, dependiendo el contexto y la subjetividad de una organización
y/o individuo. Del mismo modo trae alusión
que en las dos últimas décadas, la palabra competencia está jugando en el campo
de la educación, como medio que se pregunta lo que es pertinente de aprender en
las aulas escolares. Para los
detractores, este término hace parte del discurso neoliberal y del modelo económico
para la globalización, mientras que para algunos que reivindican (defienden) es
un medio que busca el vínculo con el aprendizaje y la vida, que promueve el
sentido de lo que se aprende. Otros tienen otras visiones: como la capacidad,
como potencialidad o como habilidad.
Según Barnett se resiste a identificar entre las
competencias, las habilidades cognitivas y pragmáticas donde sobresale el
conocimiento reflexivo, el diálogo, la argumentación, actitudes “metacriticas”
y de “metaaprendizajes” entre otras características propias de un sujeto
competente, tal como se asumen desde la semiótica: la competencia es un “saber-hacer”.
La escuela en esta “competencia” aporta o ayuda en la potencialidad humana pero
no garantiza rendimiento o actuación de una persona (Performances). Al menos tres matices se pueden identificar
respecto a las competencias en el contexto de la educación: La perspectiva academicista, unidimensional que muestra cómo las educación formal es el lugar para "adquirir" competencias "tecnicas" y "analiticas". La perspectiva operacionalista, unidimensional que es educar "individuos capaces de operar a partir de sus conocimientos y capaces de desplegarlos en el mundo del trabajo con el fin de operar con más eficacia", (saber-hacer para un ingreso salarial). La perspectiva multidimensional, que buscar romper con el discurso unificador y darle vía a el gran número de discursos heterogéneos de la vida académica y social, (transversalidad, "articulación de conocimientos"). Por último se habla de competencias profesionales que abordan el saber-hacer en una prueba escrita y/o diseño de un material; implica la interpretación, el análisis, la confrontación de hipótesis y la producción.